lunes, 30 de noviembre de 2009

Antártida, día 16

Con este/a Skua nos hicimos amigos. La foto está tomada sin zoom. Lo/a vimos comer en pocos bocados pichones y huevos de pingüino. Luego descubrimos uno de sus huevos sobre las rocas.

3 de enero, seguimos en Peterman

Luego de una fuerte baja de la presión en las últimas horas de ayer amanece horrible. Salí “al baño” a las 7 a.m. y neviscaba. Volví rápidamente a la bolsa. A las 10 a.m. nos despierta el “Expedition Lider” del Antarctic Dream. ¡Habían bajado turistas a la pingüinera! Me siento completamente sorprendido e invadido al ver gente en “nuestro” remoto rincón del planeta. Pensar que estos visitantes se irán de aquí sin ni siquiera imaginarse como es realmente este lugar; el clima está bastante cerrado y estamos “dentro de la nube”.
Nos invitan a comer y a bañarnos al barco, pero no aceptamos. Puede parecer raro, pero no queremos cortar nuestro proceso de aclimatación. Cristian sube por cortesía para saludar al capitán y, sobre todo, para que nuestro principal sponsor se sienta tranquilo con nuestros desplazamientos. Al regreso me cuenta que la tripulación del barco estaba bastante sorprendida por habernos encontrado tan al sur y tan pronto. ¡Nosotros también! No sabíamos que el barco llegaría hasta aquí. Pero si atamos cabos no por nada el capitán nos dibujó a mano alzada esta porción de Antártida.

Interior del refugio Groussac

Enfocando la ventana

Después del mediodía el tiempo mejora un poco, pero como ya es tarde decidimos quedarnos. Cristian sale a hacer tomas de los pingüinos. Yo también, pero principalmente me dedico, plenamente y con conciencia, a la contemplación.
En las distintas alturas de la isla observamos pichones de pingüinos, a los que llamamos “pollos”, en todos sus niveles de crecimiento, desde que rompen el cascarón, hasta que alcanzan prácticamente el tamaño de los padres. Interpretamos que en las cotas superiores las puntas de roca se limpian primero de nieve y es aquí donde se instalan los primeros nidos, por eso cuanto más nos elevamos por sobre el nivel del mar, más grandes los “pollos”.

Nuestro/a amigo/a sigue posando (siempre sin zoom)

Familia tomando sol

Vista al NW

Hielo en el Penola

Bebés

Témpanos en la bahía sobre la costa W

Idem, pero apuntando más al norte

Apuntes sobre el clima: Quizá sea un poco obvio decirlo, pero existe una relación directa entre clima y estado de ánimo. Por lo general la meteorología, hasta ahora, se mostró relativamente estable. Hay largos período con muy poca variación de presión: sube o baja muy lentamente dibujando curvas muy suaves en el barógrafo. Pero por momentos ocurren desbarajustes, por lo general a partir de las 18 hs. La temperatura ronda siempre entre -3 y 3°C. La amplitud térmica no es muy importante, sin embargo la sensación cambia notablemente cuando se pasa de un lado a otro del punto de congelación. Otro punto es que la menor brisa torna “invivible” el afuera. La sensación térmica se dispara y no hay equipo que resista. Hay que estar atentos al barómetro.
Por ahora, en base a nuestros pocos días de experiencia, determinamos que intentaremos en lo posible no navegar después de las 18 hs. A partir de esta hora la temperatura baja de manera más o menos violenta. También es obvio decirlo, pero un mismo lugar puede ser un paraíso o un infierno según exista o no exista viento o sol. Ahora son las 21 hs del sábado 3 y hace aproximadamente media hora se levantó un fuerte viento desde el canal. Por suerte estamos en el refugio, porque afuera está imposible. Hoy a la tarde escribí afuera sobre unas rocas, abrigado, pero tomando sol. En síntesis: es un clima de alta montaña, pero sin el sufrimiento de la falta de oxígeno, aunque también sin la posibilidad de escaparse descendiendo. Ahora la presión es de 973 Mb y está horrible, el refugio se sacude, pero la temperatura interior es de 8°C.

martes, 24 de noviembre de 2009

Antártida, día 15

Refugio Groussac. Isla Petrman en un día glorioso. Vale la pena detenerse en esta foto: Atrás, de izquierda a derecha: isla Hovgaard (montaña redondeada), Isla Booth (picos escapados aproximadamente atrás del refugio), Canal Lemaire (“collado” inmediatamente a la derecha de la Booth), península Antártica, Tierra de San Martín (o de O’Higgins o de Palmer; la costa de las montañas más altas por la perspectiva). También se puede ver el canal Penola bloqueado por la banquisa de hielo y témpanos dentro de la pequeña bahía del refugio. En primer plano: pingüinos Papúas o Gentoo empollando y asoleándose.

2 de enero, isla Peterman

Nos embarcamos alrededor de las 11 y comenzamos a navegar por el canal Penola, con rumbo SW hacia la base ucraniana Vernadsky.

Entre el Lemaire y el Penola

Durante nuestro avance evaluamos la posibilidad de abortar el rumbo hacia el sur por la gran cantidad de hielo que trae el Penola, que nos obligaba a constantes colisiones y rodeos entre los témpanos y bloques, haciendo muy lento nuestro avance.

“Canal” en el interior de un témpano

A pocos kilómetros de andar descubrimos el refugio argentino Groussac, en isla Peterman, donde existe una gigantesca pingüinera de Papúas (Gentoo). Nos detenernos para reconocer el lugar.

Primera vista del refugio Groussac

Mientras exploramos, la banquisa cierra completamente el canal tornándolo innavegable para los kayaks. Abrimos el refugio y nos instalamos. A diferencia de Damoy, no está en buenas condiciones, pero si muy provisto. Dadas nuestras circunstancias y, sin abuso, decidimos hacer uso de algunas provisiones; una lata de sopa, un frasco de dulce, una lata de ananás. Además del comprensible deseo de variar un poco nuestra dieta de avena y pastas, vemos que hay mucha comida vencida, al igual que en Damoy. Todos quienes pasan dejan algo y nadie consume. Parece que los tiempos de la dureza antártica ya no son los de antaño y la comida dejada para casos de supervivencia se va convirtiendo en basura. En particular las latas, que se oxidan rápidamente. En realidad no nos molesta mucho no poder seguir avanzando. La meteorología es perfecta. Casi no hay nubes. Salimos a buscar las alturas de la isla para ver la ruta a Vernadsky y el paisaje circundante, es sobrecogedor. Desde los puntos altos las vistas son insuperables. Hacia el sur se observa un grupo de islas, las “Argentines”, atrás; la continuidad de la península antártica que sigue indefindamente hacia el SW como una cordillera interminable, con grandes picos que asoman más allá del horizonte.

Desde “las alturas” de Peterman, mirando hacia el sur, con el Penola cerrado por el hielo.

Hacia el E también la península y sus montañas. Hacia el W el mar abierto, resplandeciente y cubierto de hielo. La sensación se repite: ante cada visión uno cree estar frente al mejor paisaje jamás visto. Es una suerte tener buen tiempo para disfrutar estos escenarios.

Un pingüino Adelia entre los Papúas

Un Papúa con sus “pollos”

Tenemos una buena cena. Charlamos largo. Con mi compañero comenzamos a ser menos extraños el uno para el otro y la relación fluye. Al menos hasta ahora, Cristian resulta un buen compañero de viaje. Hablamos sobre las historias y geografías de nuestros países y sobre las vicisitudes del viaje y los pasos a seguir. Nos vamos a dormir tarde con los únicos dos libros en castellano que encontramos en el refugio. Uno de Alejandro Dolina, “El Fantasma” y otro de Isaac Asimov; “Civilizaciones extraterrestres”. No alcanzamos a leer muchas páginas.

Antártida, día 14

Antes de ingresar al Canal Lemaire por el norte comenzamos a sentir el viento de proa

1° de enero de 2009, Canal Lemaire

Nos embarcamos con tiempo estable. A medida que nos metemos en el Canal Lemaire, dejando por estribor la gran isla Booth, el viento aumenta y la sensación térmica negativa se dispara. El canal hace de embudo. Tenemos realmente mucho viento y corriente en contra. Navegamos sin parar aproximadamente entre las 13 y las 19 hs. El avance es agotador. En los pocos momentos que dejamos de remar el viento y el mar nos tiran para atrás rápidamente. Tengo puestos unos guantes de cuero y neoprene que, a la vez, introduzco dentro de los mitones. En estas condiciones tomar una foto implica la trabajosa tarea de desnudarse las manos y exponerlas al viento. Decido no tomar fotos. Una pena, porque el escenario es maravilloso. Glaciares gigantescos, costas escarpadas de roca que caen a pique desde centenares de metros, picos abruptos. De todas maneras, a diferencia del 30 diciembre, puedo disfrutar del paisaje. Mientras avanzamos busco instintivamente potenciales puntos de desembarco, pero no existen. A lo largo de toda la costa del Lemaire resultaría imposible salir del mar. La banquisa en formación también dificulta nuestro avance. Como esta zona se encuentra más al sur que nuestro plan inicial de navegación no tenemos cartas, sólo un dibujo a mano alzada que nos hizo el capitán del Antarctic Dream. Luego de 6 horas de remo acampamos en una isla al SW de la boca sur del Lemaire (isla Hovgaard). Trabajamos arduamente en preparar el espacio para la carpa. Finalmente, después de mucho cavar y apisonar conseguimos un refugio hundido en la nieve y muy reparado. Mi costilla, a diferencia de días anteriores, me dolió esta vez todo el tiempo. Cuando enciendo el GPS en el interior de la carpa observo que, después de tanto esfuerzo, apenas avanzamos 17 kilómetros.

Saliendo del Lemaire por el sur

sábado, 21 de noviembre de 2009

Antártida, día 13

Única salida del día. Apenas me asomé a tomar esta fotografía y la que cierra el post.

31 de diciembre de 2008, Splintwind Island

Pasamos el día dentro de la carpa en Splintwind. Se suman dos factores: El efecto psicológico del frío y la agotadora navegación del día anterior y, principalmente, el pico de dolor de mi costilla fisurada, que amenaza con amargarme el viaje. Por momentos pensar que todavía restan dos meses de expedición me parece tenebroso. Tengo algunos pensamientos oscuros. Por ejemplo, que cuando pongo las manos en el agua por unos segundos enseguida comienza el dolor por el frío. Creo que en caso de rolido y quedar fuera del kayak sería bastante complicado, sino imposible, reabordar.

Me pongo un poco triste por no poder comunicarme con Susana. Alrededor de las 5 de la tarde me preparo unas pastas. Los mensajes de apoyo que recibimos por el satelital son un gran aliciente. A las 20, con viento y mucho, mucho frío afuera, me tomo un rivotril que saqué del botiquín de casa por si no podía dormir en el barco. En este momento solo quiero dormir. Me despierto a las 8 a.m. del día siguiente. Paso año nuevo durmiendo. No fue el mejor fin para un año tan bueno como 2008 fue para mi.
(Nota del 21/11/2009: visto en perspectiva fue una buena manera de terminar ese año).

jueves, 19 de noviembre de 2009

Antártida, día 12

Después de 6 horas de navegación, con el Lemaire a la vista, comienza el viento.

30 de diciembre, Punta Damoy – Isla Splintwind

Viento en las cumbres del Francés desde Dorian Bay

Un día de sol

Navegamos 10 horas. Fue la jornada más dura desde que navego en kayak. Las primeras 7 horas fueron de puro placer. Las 3 últimas no. No sólo por el cansancio, sino por el gélido viento de frente, con temperaturas de termómetro por debajo de 0°C. ¡No quiero imaginar la sensación térmica! El frio era tanto que dejó de importarme la magnificencia del paisaje que, llegando al Lemaire es realmente impresionante, espectacular & a lot of things like that, con picos como agujas y grandes torres de roca.


En lo único que podía pensar en las últimas 3 horas en el agua era en el momento majestuoso de armar la carpa y meterme en la bolsa. Cuando el momento finalmente llegó estaba tan cansado que ni siquiera atiné a prepararme la cena.

Habíamos salido de Dorian Bay a las 12:20 y navegamos por el canal Neumayer. Luego de dos horas teníamos a la Base Yelcho por el través de babor. Recibimos la onda oceánica por estribor. Cerca de las 16:00 almorzamos en los kayaks al reparo de la isla Wednesday, en el archipiélago de las Wauwermans, apenas más allá de la pequeña isla Clear.

Algunas de las Wauwermans, no recuerdo cuales.

Antes, durante el cruce del estrecho de Bismarck, una ballena Minke salió a respirar a pocos metros de mi kayak. Turbulencia fuerte de aguas y algo de susto. Es comprensible, es mi primer “encuentro cercano”. La Minke reaparece varias veces, pero a cientos de metros. Poco después nos cruzamos con el crucero Andrea. Gran excitación de los pasajeros al ver en el medio de las olas de estos turbulentos y helados (literalmente) mares antárticos a dos kayaks diminutos. El oleaje no nos permite sacar las cámaras. Una lástima. En la isla Wednesday, donde comienza el pasaje Butler, cambiamos rumbo hacia el SSW hacia la boca de Lemaire Chanel.

Hacia Lemaire Chanel 1

Hacia Lemaire Chanel 2

La vista de los picos es magnífica, pero comienza el viento helado de frente y aumentando. También comenzamos a toparnos con una abrumadora cantidad de témpanos que nos obligan a una navegación zigzagueante.

Témpanos en aumento antes de llegar al Lemaire

Todavía estamos lejos

A las 22:25, con -2°C nos bajamos por primera vez de los kayaks. Recién estuvimos dentro de la carpa a las 24:00, luego de una ardua tarea de apisonar nieve y nivelar la pendiente.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Antártida, día 11

Visita “nocturna” a Lockroy en día de descanso

29 de diciembre, en Damoy Point, Dorian Bay

Estamos en el refugio del Servicio Antártico Británico de Damoy Point, 68°48’S; 63°30’W, sobre Dorian Bay. En este momento son las 8:43 p.m. La temperatura exterior es de 0,7 °C, la interior de 8,2 °C. La presión está en 978 mb y bajando.


En las etiquetas del Jack Daniel’s y del Irish Cream puede leerse “For Emergency Use Only”…

Transcribo lo que termino de escribir en el libro de visitas del refugio:

“Antártida es doblemente perfecta; por la majestuosidad de sus paisajes y la pureza de sus escenarios y porque no tiene fronteras ni estados. Esperemos que por mucho tiempo. Con Cristian llegamos mecidos y sacudidos por el mar en nuestros pequeños kayaks de 4,40 mts. tras cuatro insuperables días de navegación desde la base chilena Gabriel González Videla, donde pasamos la Nochebuena. Llegamos a Damoy Point con mucho frío y nieve. Entrar al refugio fue espectacular: calor, aroma a madera, mapas, libros y muchos pequeños objetos de la historia antártica. Llevamos 4 días de una travesía de 70. Nuestra armonía con el entorno está apenas comenzando”.

Claudio Scaletta, Cristian Donoso 29/12/2008


El tiempo no está muy bueno. Está cerrado y frío y nevó toda la noche. Como nos espera un cruce complicado por mar abierto, el del estrecho de Bismarck, decidimos no remar y, de paso, quedarnos a disfrutar del refugio. Aprovecho y pongo al día las notas de la expedición. El plan para el día es, más tarde, visitar Lockroy.

Dejando Lockroy

Regreso a Damoy

Algunos contratiempos:
* Se me despegó el botín interior de las botas plásticas, único calzado para tierra.
* Entró agua en el tambucho delantero. La bolsa “hermética” en la que transportaba parte de la comida no funcionó y se estropearon algunas raciones.
* En el borde de una roca en la orilla cedió la nieve y caí golpeándome fuertemente en una costilla con una punta de roca. Creo que tengo una fisura.
* Se rompió la bolsa estanca de mi cámara.
Demasiados contratiempos para solo 4 días.

Antártida, día 10

" Tirando" de los kayaks entre Dorian Bay y el refugio de Damoy Point

28 de diciembre, Campamento Adrenalina – Damoy Point

Salimos del campamento en la bahía South a las 13 hs, rodeamos punta Py y entramos con rumbo NNE al Canal Peltier. En pocas horas llegamos a la base inglesa de Port Lockroy.

Típicas costas glaciares

En el reparo del Canal Peltier, rumbo a Port Lockroy

Port Lockroy

El tiempo cambia y se pone más frío, con viento y lluvia. En la Base solicitamos en nuestro sencillo inglés un lugar donde quedarnos y nos ofrecen una oficina. Como el lugar solo es ocupado por 4 personas, 3 mujeres y un hombre, tenemos la sensación de invadir la intimidad del grupo. Tres de los integrantes suben a un gran barco apostado en la pequeña bahía al norte de la base: el National Geographic Explorer. En la base solo queda la pequeña Laura (“Lora”) visiblemente congestionada (nariz roja).

Laura

Como prevemos mal tiempo prolongado tomamos la decisión, que luego se mostrará acertada, de seguir hasta el cercano refugio de Dorian Bay.

Large & Small

En Damoy Point, donde llegamos bajo una nevada espesa, hay construidos dos refugios, uno británico y otro argentino. El argentino se encuentra lleno de nieve en su interior y el hielo impide abrir la puerta.

El refugio de Damoy Point en 68°48’S; 63°30’W

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Antártida, día 9

Breve puesta de sol por el sur

27 de diciembre: Isla Fridtjof – Campamento Adrenalina, bahía South

La mañana del 27 “amanece” (lo que en Antártida es sólo una manera de decir) con mucho viento que sacude la carpa. Un poco cansados por nuestro primer día de remo de muchas horas, aprovechamos el mal tiempo para emular a nuestras vecinas las focas y nos dejamos estar en la placidez de la carpa hasta pasado el mediodía.

Después de dormir al lado de nuestra carpa, la gorda nos guiña un ojo

Por la tarde sale el sol y calma un poco el viento. Preparativos y de vuelta a los kayaks.

La bajante descubre unas rocas. Del otro lado del estrecho de Gerlache se observa la Península

Cordón de las Fief, isla Wiencke, visto desde el E

Nos embarcamos a las 17 hs y comenzamos a navegar por la costa SE de la Wiencke hasta el cabo Errera, donde viramos con rumbo norte cruzando el canal Peltier.

Lindas costas para desembarcar…

Cabo Errera, pico Dayne (722 mts. s.n.m.)

En todo este tramo recibimos de lleno la onda oceánica, lo que sumado al viento del SW cambia radicalmente nuestras hasta ahora muy tranquilas condiciones de navegación.

La brisa obliga a subir las capuchas

Si bien el oleaje es importante me llama la atención que, dada la velocidad del viento, no sea mayor. Creo que la explicación posible tiene dos componentes, el freno al movimiento de las masas de agua que suponen la presencia de grandes masas de hielo y la mayor densidad de las frías aguas antárticas (es una explicación sui generis, si alguien tiene una mejor por favor deje un comentario). Por primera vez asumo que en estas condiciones la menor velocidad inherente al diseño y textura de nuestros kayaks se ve más que compensada por la seguridad que nos brindan en el oleaje. Otro punto es que si bien siempre intento evitar el choque contra la infinitud de pequeños témpanos, las colisiones son a veces inevitables. El material con el que están construidos los kayaks significa entonces otro extra de seguridad. No se si real o psicológica.

Cruzando el canal Peltier

Nuestro objetivo del día era llegar a la base Yelcho, chilena y abandonada, pero construida por Inglaterra y luego cedida a Chile. El emplazamiento de la base es bastante malo, pues está muy expuesto al viento del cuadrante SW que entra por el estrecho de Bismarck. La verdad es que, salvo por la vista, que es increíblemente bella, se trata de un pésimo lugar para levantar una base.
Por las malas condiciones del mar, que golpea muy fuerte contra el roquerío, nos resulta imposible desembarcar. Hacemos algunos intentos, metiéndonos entre ollas que se llenan y vacían rápidamente con el oleaje. Finalmente desistimos. Por suerte, divisamos al otro lado de la bahía South (¿Será por el barco de Shackleton?) una pequeña isla donde, previa tarea con palas, instalamos nuestro “Campamento Adrenalina”.
Nuestra pequeña isla esta rodeada de grandes y crujientes paredes glaciares que, en caso de caer, por lo menos "salpicarían". La ventaja del lugar en relación a Yelcho, además de ser el único accesible en las cercanías, es que esta sensiblemente más reparado del viento. Acampamos a pleno sol algo pasadas las 22 hs. Me quedo cocinando fuera de la carpa hasta pasadas las 24hs, disfrutando de la brevísima puesta de sol por el sur (ver foto de apertura del Post), que ilumina de rosados las cimas de los montes de la isla Wiencke. Mientras cocino la temperatura es sólo de -2,5 °C.

El cordón de las Fief visto desde el W en plena noche antártica