martes, 8 de diciembre de 2009

Antártida, día 20


7 de enero, Damoy point, Dorian Bay; again

No hay nada de snob (sine nobilitate) en nuestra utilización de la toponimia inglesa. Sólo refleja que nos acostumbramos a los nombres según los leemos en la carta. O a lo mejor Dorian Bay nos suena musicalmente a Dorian Gray… vaya uno a saber.
Después de un descanso reparador, el primero en que mi costilla fisurada en este mismo lugar el 28/12 me dejó dormir en paz, aunque siempre sin poder recostarme sobre el costado izquierdo, amanecemos cerca de las 12 a.m. Largo desayuno, escritura y muchos sueños de futuras navegaciones: Tahití, Porvenir-Cabo de Hornos, Groenlandia; etc, etc. Parece que en vez de calmarnos, Antártida excita nuestra imaginación. Recibo mensajes de mi mujercita de color que me tranquilizan. En mi lejano hogar todo está en armonía. Afuera está nevando. Buena parte del día la pasamos reorganizando víveres y equipos. Reparo los botines de mis botas plásticas y, lo que fue una verdadera “bendición”, colocamos material aislante en el fondo de los kayaks y, en mi caso, también en el asiento. También reorganizamos la carga, pues desde aquí volvemos a partir con todo el equipamiento de montaña y con la parte de comida que habíamos dejado en nuestra incursión hacia el sur.

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